Hoy en día es raro un smartphone que no vibre cuando entra una llamada o que, en el caso de las pantallas táctiles, notemos cierto temblor al tocar la pantalla como feedback de la pulsación que hemos hecho sobre el teclado virtual del teléfono. Esa retroalimentación que recibimos del dispositivo en forma de vibración es lo que se denominaría una respuesta háptica (sensaciones táctiles). Nokia quiere extender esto fuera del terminal y llevarlo a nuestro cuerpo de manera que sintamos que nos llaman sin necesidad de sacar el teléfono de nuestra mochila, por ejemplo. Para sentir que nos llaman, Nokia ha pensado en tatuajes e implantes y eso es lo que ha plasmado en una solicitud de patente (la 20120062371) que presentó ayer mismo en la Oficina de Patentes de Estados Unidos.

El tatuaje se realizaría con tintas ferromagnéticas que provendrían de un proceso de fabricación a altas temperaturas para que pierda su magnetización. A partir de ahí, el tatuador realizaría el tatuaje sobre el usuario y, mediante un imán, se magnetizaría el tatuaje y éste vibraría en base a los campos magnéticos que el smartphone enviaría y que dependerían de si recibimos un mensaje, una llamada e, incluso, del llamante.
Teniendo en cuenta que un tatuaje es algo para toda la vida, Nokia también baraja la posibilidad de utilizar implantes que no sean permanentes y que tomarían como base un material biocompatible que podría implantarse, por ejemplo, en el brazo. Al igual que el tatuaje, los campos magnéticos harían vibrar a este implante que se emparejaría de manera unívoca con el teléfono y que, dependiendo de si se recibe una llamada, un mensaje o alguna acción concreta, la vibración del implante variaría.
La verdad es que el entorno debe ser extremadamente ruidoso como para que el vibrador del smartphone sea insuficiente y sea necesario implantarse un dispositivo en el brazo o realizarse un tatuaje. Dudo mucho que este tipo de tecnología, tal cual está descrita en la patente, llegue a implementarse realmente porque, bajo mi punto de vista, es bastante inquietante.
Imágenes: LA Ink y Unwired View
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